Mejora tu autoestima descubriendo a las personas tóxicas. No dejes que mermen tu salud y bienestar
La relación con nuestro entorno más próximo es complicada. Hay una parte que elegimos, como los amigos o la pareja; pero otra que se nos impone. La familia y los compañeros de trabajo conforman este último caso. Si bien, no siempre es sencillo distinguir los rasgos de una persona tóxica, especialmente cuando ya ha comenzado a mermar nuestro autoestima. Momento en que nuestra salud y bienestar se resienten a causa de una falsa dependencia emocional.
Es cierto que nadie experimenta el día a día de la misma manera; unos son naturalmente más positivos o activos que otros. La cuestión es que hay ciertas personas que directamente nos drenan energía física y psicológica. A esos individuos se les conoce como «personas tóxicas». Desde Yalpp te diremos cómo distinguirlos a raíz de las emociones en las que centran su comportamiento.
Si bien, la gente no es tóxica per se, por lo que señalaremos algunos comportamientos que catalogan a una persona como tal. Es decir, aquellas acciones que desgastan de continuo nuestra autoestima.
5 rasgos característicos de personas tóxicas que nos merman la autoestima
Egocentrismo
Seguramente conocerás alguna persona que todo su mundo se reduzca a él o a ella. Contarle algo significa que lo llevará a su terreno personal. Entonces, continuará la conversación hablando sobre una situación parecida que ha vivido, y más desastrosa, por supuesto. Algo que frustra cualquier relación y merma la autoestima del otro.
El alfa y el omega de la existencia humana viaja desde su obligo y hasta en la punta de su nariz. Además, este tipo de personas suele ser narcisista, por lo que la mezcla llega a desesperar a más de uno por mucha paciencia y empatía que se tengan.
Victimismo
Este ejemplo lo vemos en telediarios, redes sociales, cafeterías y en cualquier rincón del mundo. Es cierto que hay situaciones que no podemos controlar: desastres naturales, quedarnos en paro por el cierre de una empresa; pero por fortuna hay muchas más que sí. Hablamos de un comportamiento íntimamente ligado a la psicología del individuo.
Este tipo de personas cargan en el resto del universo el origen de sus problemas. Y esto se debe a que no quieren aceptar la responsabilidad de los actos. Por supuesto, es más atractivo culpar a un jefe o al gobierno de nuestros infortunios que a nosotros mismos. Reconocer los errores propios es un ejercicio no muy común que nos lleva disfrutar de una vida saludable en el aspecto psicológico.
Estos patrones de comportamiento van encaminados hacia la manipulación emocional. Y es que es el método preferido de las personas tóxicas para conseguir lo que quieren a costa de hacer sentir mal al resto. Todo, gracias a la empatía y paciencia de la gente de su alrededor. Alejarnos sería una manera de cómo podemos aumentar la autoestima perdida.
Pesimismo
A no ser que seas el Pepito Grillo del grupo, seguro que alguna vez has tenido una idea alocada o un sueño enfervorizado que cumplir. Con certeza, también habrás visto que siempre hay un individuo que se encarga de «poner palos en las ruedas» con la prebenda de la «realidad».
Ningún gran empresario se caracterizó por ser conservador o miedoso, sino por salir de su zona de confort. Asimismo, la positividad es otro de los rasgos que acompañan a estos «locos triunfadores en la dificultad».
Envidia
Otro rasgo característico es ese resquemor acerca del éxito de los demás. Es cierto que todos nos deberíamos valorar lo suficiente como para creer que somos capaces de alcanzar lo que queramos; pero las personas tóxicas consideran que ellos deberían estar en «ese lugar» por ser solo ellos mismos. También desean el fracaso a esa gente que triunfa.
Estos comportamientos los vemos con asiduidad en nuestro día a día, incluso en la política, medios de comunicación o en el propio trabajo. Y eso se debe a la fina línea que separa la mal llamada «envidia sana» de aquello que nos envenena psicológicamente.
Falta de empatía
En último lugar, encontramos unos patrones que rozan casi la psicopatía. Una persona tóxica es incapaz de ponerse en el lugar del otro; y, si lo hace, es para plasmar su realidad en él. Es decir, esta característica es, en esencia, una mezcla de los rasgos anteriores; pero a la vez complementaria al comportamiento de la gente tóxica.
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