Aumentar el autoestima o mejorar la salud mental gracias al cine es el corazón de la filmoterapia
Para los cinéfilos puede ser un regalo, para los que no lo son, aclarar que la filmoterapia no consiste en montarse películas, sino en verlas. Claro que no hace falta repasarse toda la filmografía de Charlton Heston, Denzel Washington o atiborrarse a palomitas con las cintas de Ridley Scott para llevarla a cabo.
Eso sí, no todas las películas sirven como objeto de terapia. Y es que por mucho que nos guste ver a John McClain arreglar su matrimonio en el Nakatomi Plaza, carece de la experiencia vital que nos aportan títulos como El color púrpura o La lista de Schindler. Es en este último detalle en el que se basó Jaime Burque a la hora de escribir su libro «Filmoterapia: 100 películas inspiradoras».
No en vano, la tesis que sostiene el coach gallego está relacionada con los estudios que vinculan una mejora en nuestro bienestar al escuchar música, pintar o escribir.
De regreso al cine, ¿quién no ha rebuscado un viernes por la noche una película de acción para relajarse? ¿O ha invitado a esa persona especial a ‘ver una de miedo’? Pues justamente sobre esas emociones que nos transmite una cinta, además de la carga emocional de su mensaje, es sobre lo que nos habla Jaime Burque.
Sofá, peli y manta
No hay nada como disfrutar del séptimo arte en una gran sala oscura, comiendo palomitas y bebiendo un refresco, salvo hacerlo en nuestro sofá. Y es que el séptimo arte se disfruta incluso a solas. Eso sí, debemos elegir la película adecuada, en especial para evitar que se acentúe esa sensación que queremos evitar.
Aunque coincidimos en muchos de los títulos elegidos por el coach gallego para trabajar nuestro crecimiento personal, tenemos nuestras preferidas. ¡Ojo! Que eso no significa que Steven Spielberg se merezca nuestra apatía; más bien todo lo contrario.
Crecimiento personal
Dentro de la categoría de crecimiento personal podemos incluir títulos que versan sobre la libertad, la resiliencia, el pensamiento crítico y el sentido de la vida. Si bien, coincidimos con El color púrpura, tenemos presente películas como Intocable, Billy Eliot o El club de los poetas muertos. ¡Cómo olvidar el momento en que Robin Williams se sube a la mesa!
Aumentar autoestima
Además del crecimiento personal, hay cintas que nos inspiran y nos empujan a ir más allá del punto en el que estamos. Full Monty, aunque divertida y hasta ligeramente controvertida, es un ejemplo de ello. También Braveheart, con su búsqueda de la libertad, El diablo viste de Prada o En busca de la felicidad son cintas inspiradoras. Por supuesto, no podía faltar un título como Cadena Perpetua en esta selección.
Contra la depresión
Aunque el humor suele ser la mejor medicina, ¿Qué me pasa doctor?, La vida de Bryan o Little Miss Sunshine, por ejemplo, hay veces que necesitamos un mensaje que nos cale más hondo. Es por ello que pasar por el videoclub, aunque suene muy de los noventa, para ver Good Morning Vietnam o Forrest Gump nos hará ver todo desde otra perspectiva. Aunque si solo nos apetece reírnos, podemos optar por el humor de Peter Sellers o Jack Lemon: risoterapia asegurada.
Y si te atreves con una de amor, dale la alternativa a Love Actually, a Lost in Traslation o a El lado bueno de las cosas. Esta última es casi de obligado visionado en una filmoterapia.
Cualquier momento es bueno para ver una película, en especial ahora que hasta los móviles nos permiten hacerlo, al igual que con la música. Además, hay una película perfecta para nuestro estado de ánimo, como las canciones. Y si no podemos decirnos por alguna, siempre nos quedará el recuerdo de París. Mejor dicho: Casablanca.
Y tú, ¿tienes alguna película especial para sobrellevar momentos duros? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
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