Estos son los efectos de la luz artificial en la salud y en el medio ambiente
Al igual que ocurre con la luz natural, nuestro cuerpo se expone a diferentes problemas tanto en casa como en la oficina. Los efectos de la luz artificial en la salud y en el medio ambiente son tan diversos como tipos de bombillas existen en el mercado.
Desde quemaduras en la piel, intoxicación, insomnio o hasta pérdida de visión son solo algunos de los padecimientos que la luz artificial puede provocar en nuestro organismo. Por ello, hay ocasiones en las que casi parece que nos tenemos que proteger del sol, pues la piel sensible requiere un tratamiento especial.
De esta manera, cuando una bombilla se rompa, lo mejor es llevarla al punto limpio más cercano; pero no solo por cuestiones de ecología.
Repercusión de las bombillas en el planeta y en nuestro bienestar
Incandescentes
Prohibidas en la actualidad desde 2012, además de ser altamente ineficientes, sus componentes no se degradan naturalmente. Asimismo, el calor que generan, hasta el 90% de su energía, puede producir quemaduras en la piel.
Halógenas
Al igual que las incandescentes, en septiembre de 2016 se paró su producción. Estos focos también presentan problemas de calentamiento excesivo; pero con un añadido, toxicidad. Consecuencia directa de la mejora tecnológica que supusieron las bombillas halógenas frente a las incandescentes.
La cuestión es que los filamentos se hayan dentro de un gas inerte para aumentar su duración y disminuir las emisiones de CO2. Hecho que ha acarreado un grave problema al romperse o degradarse ciertos materiales y exponer ese componente tóxico al medio ambiente.
Bajo consumo y fluorescentes
Es posible que estas bombillas corran la misma fortuna que las anteriores a tenor de lo sucedido con los termómetros de toda la vida. Esto se debe a que las bombillas de bajo consumo albergan mercurio en su interior. Un metal muy peligroso y extremadamente tóxico para el ser humano, la tierra y el agua.
Su difusión a manos de los gobiernos para reemplazar las viejas bombillas en pos de un mayor ahorro (siempre que se usara más de cinco minutos) solo consiguió agravar una situación que ahora se quiere revertir con las luces LED.
Algo similar ocurre con los fluorescentes, puesto que para conseguir ese notable ahorro, a la vez que una luz fría que emite menos CO2 a la atmósfera, utiliza mercurio en vapor o en polvo para convertir la electricidad en luz ultravioleta.
Ahora bien, ¿cómo debemos actuar si se nos rompe alguna de estas bombillas? En primer lugar, nunca tocar el polvo con las manos ni manipularlo sin mascarilla.
En segundo lugar, es vital ventilar la habitación una vez recogido el residuo en un paño húmedo, y guardar este en un recipiente sellado para evitar que el mercurio se propague por la casa. El último paso es depositar ese residuo en un punto verde para su correcto tratamiento.
Led
Las luces Led, a diferencia del resto de bombillas, se desmarcan por su alta eficiencia energética. Gracias a ella podemos ahorrar hasta un 80% de energía y evitar la contaminación por emisiones de CO2 o mercurio. Si bien, las luces LED tiene un contratiempo que afecta a nuestra vista directamente.
La luz LED de la actualidad se compone de dos colores: amarilla y azul. Esta luz azul es la misma que la de las pantallas de los móviles y de los televisores. Esto significa que contribuye a la pérdida de visión y miopía que los estudios asocian a la luz azul.
Aunque existen ciertos trucos para menguar nuestra exposición a la luz azul, lo cierto es que los Led sin un filtro adecuado contribuyen a padecer insomnio, entre otros desajustes, pese a ser la bombilla más limpia de todas.
Ahora que ya conoces los efectos de la luz artificial en la salud y en el medio ambiente, ¿tienes algún método para evitar sus perjuicios en nuestra salud?
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