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Nutrición

Comer Carne roja, ¿sí o no? Esto dicen los estudios

Comer carne roja

Comer carne roja tiene tantos detractores como seguidores: beneficios y peligros.

Si eres de los carnívoros empedernidos, una buena hamburguesa o un chuletón poco hecho harán tus delicias al momento de comer carne roja. Claro que si eres vegetariano o vegano, lo que menos te apetece es verlo “sangrar” en el plato. Ahora bien, ¿quién sale más beneficiado a largo plazo? Ninguno.

Como todo, comer carne roja tiene su justa medida. Pasó de ser el producto estrella en la cesta de la compra de los años 70 a ser vista con cierto desdén en el supermercado los últimos años. La cuestión es que los diferentes estudios arrojan datos tan contradictorios como alarmantes.

El más conocido es aquel difundido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y realizado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). De este se desprendía un indicio de la relación entre comer carne roja y procesada y el cáncer colorrectal. A este le acompañó el estigma de “las vacas locas” e incluso se llegó a decir que la carne roja conducía al alzhéimer. Es cierto que no fue una relación causa-efecto, pero caló como tal.

Paralelamente, en 2016, se publicó un estudio que ha pasado desapercibido hasta hace un par de semanas. La publicación afirmaba con rotundidad que un consumo equilibrado de carne roja nos ayudaba a envejecer más lentamente. Esto se debía a su efecto sobre los telómeros. Una parte del ADN que ‘marca’ nuestro envejecimiento.

Y por si no tuviéramos ya suficientes estudios contradictorios, se suma un tercero en el que nos indica que la carne roja y procesada, aunque sea en pocas cantidades, también supone un aumento del riesgo de sufrir cáncer; pero las cuantías distaban de las del resto de estudios.

¿Debemos eliminar la carne roja de nuestra dieta?

No por completo. Si bien es cierto, debemos evitar la ingesta de toda carne procesada, pues sus químicos son los que realmente nos afectan; pero perderíamos una fuente de proteínas y vitamina B12 sin parangón, a la par de bajar de peso; pero sería porque nuestros músculos se debilitan.

Ahora bien, lo primordial es distinguir qué consideramos carne roja y carne procesada. Por la primera entendemos aquella que procede de mamíferos, como la ternera o el buey. En cuanto a la carne procesada, hablamos de salchichas, panceta, chorizo o jamón cocido que compramos en el supermercado, por ejemplo. También podemos encontrar carne roja procesada, que sería el peor supuesto de todos.

Asimismo, en último lugar debemos distinguir la llamada carne blanca, procedente de aves, del pescado y de ciertas partes del cerdo. También pueden ser procesada, por lo que es importante prestar atención a su envasado. De otra manera, podríamos dañar nuestra salud.

Ahora, ¿qué cantidad podemos comer de carne para no aumentar el riesgo de cáncer y beneficiarnos de las proteínas y vitamina B12 que nos aporta?

Según un estudio realizado por la Universidad McMaster de Hamilton, en Canadá, podemos comer hasta  un máximo de 70 gramos de carne roja al día de forma segura. Más del doble de lo indicado por la OMS. Para hacernos una idea, sería un tercio menos de lo que actualmente consumimos cada español diariamente.

En cuanto al embutido y resto de carne procesada, lo mejor es eliminarlo. Ojo, no quiere decir que aquellos afortunados que lo pueden tener sin pasar por el súper también se vean abocados a desecharlos, pues lo realmente dañino se encuentra en los químicos de conservación. Y en cuanto a la carne blanca, no hay una limitación al respecto, pero se recomienda moderación.

Al punto, por favor

Otro factor relevante para los estudios es cuánto cocinamos la carne. Aquello de “poco hecha, pero que no muja” es mucho menos dañino que dejarla pasada de punto. Esto se debe a las reacciones químicas que se desatan durante la combustión y con el calor.

Tanta es la relevancia del cocinado, que según los expertos pone en evidencia aquella afirmación de la OMS acerca de que comer carne roja era peor que fumar. En cuanto a la cocción, ocurre lo mismo que con la parrilla: mejor pecar por defecto que por exceso.

Sea como fuere, comas carne o seas vegetariano, los estudios demuestran lo que ya sabíamos gracias a la dieta mediterránea; sostener una alimentación equilibrada y variada es nuestra mejor arma para tener una vida saludable. A ello hay que añadir los beneficios de dejar de fumar y, por supuesto, dormir bien y hacer deporte. Solo así, conseguiremos mejorar nuestra salud y bienestar.

Y tú, ¿eres carnívoro o no? Cuéntanos en los comentarios tu opinión sobre los diferentes estudios.

Juan Pedro de Frutos

Licenciado en Periodismo y Economía, Juan Pedro lleva más de un lustro especializado en el deporte, la vida activa y el ocio. En su prolífica carrera profesional ha estado en multitud de puestos de responsabilidad como director de comunicación y de una revista digital; a la par de su rol como presentador de programas de tv, locutor y redactor.

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