Descubre cómo bajar la fiebre en un episodio de gripe
Con los cambios de temperatura y en época de frío, lo más común es sucumbir a algún catarro y a la gripe antes o después. Es entonces, cuando tenemos que luchar por levantarnos de la cama ante uno de los mayores contratiempos: cómo bajar la fiebre (y quitarla). Por supuesto, estamos hablando de la población fuera del sesgo de riesgo (niños, ancianos, embarazadas y enfermos crónicos), ya que en estos casos, la primera alternativa siempre debe ser acudir al hospital. Por eso desde Yalpp aconsejamos que en caso de dudas, siempre se contacte con el médico o el farmaceútico.
Para saber cómo bajar la fiebre durante un episodio de gripe, debemos entender primero de dónde surge. La temperatura de nuestro cuerpo está regulada por el centro termorregulador, situado en el cerebro (hipotálamo). Desde aquí se regula la temperatura de nuestro cuerpo dependiendo de su situación. Esto quiere decir que cuando se detecta una infección, la temperatura aumenta para combatirla. Y es a raíz de esto cuando surge ese malestar físico tan característico.
Es por eso que la temperatura en sí misma no es un problema, sino una consecuencia por norma general que nos ayuda a curarnos. La cuestión es que si es demasiado alta, puede provocar hasta la muerte. Dada esta premisa, se entiende por fiebre al aumento de la temperatura del cuerpo humano hasta los 37.2ºC. A partir de los 38ºC se puede considerar como una temperatura anormal. Es aquí dónde buscamos cómo aliviarla.
Cómo bajar la gripe en grupos de no riesgo
Lo principal es descansar y beber muchos líquidos para facilitar que nuestro cuerpo se concentre en eliminar las toxinas. Además, podemos contribuir a acelerar el proceso con anti-inflamatorios no esteroideos -antitérmicos-. Entre estos se encuentran: el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno o el paracetamol. Por supuesto, deben estar debidamente recetados por nuestro médico para evitar efectos secundarios o adversos.
En segundo lugar, el ambiente juega un papel importante. Debe ser fresco y ventilado, pero sin corrientes. Además, debemos adaptarnos según nuestros cambios de temperatura. Si sentimos frío, abrigarnos mucho puede contribuir a que la temperatura nos suba en exceso. Por otro lado, al sudar, que es cuando eliminamos toxinas, abrigarnos en exceso puede provocar el mismo resultado que el anterior. El objetivo es mantener la temperatura baja de cara a aliviar sus subidas; pero de una manera gradual.
Asimismo, la ducha puede ser nuestro otro gran compañero en estas lides. Gracias a que la podemos ajustar, juega a favor a la hora de regular nuestra temperatura corporal. No en vano es una de los mejores aliados al sopesar cómo bajar la fiebre. Además, podemos complementar el baño con paños fríos en frente y muñecas para reducir nuestra sensación térmica.
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