A todos nos gusta encontrarnos en plenitud física y psicológica; para ello el método más completo es la Medicina Clásica China (MCC), que basa sus conocimientos en la naturaleza.
El ser humano es parte de la Naturaleza, y como tal debe tratarse y cuidarse a sí mismo. De esta manera, si partimos de las bases de la MCC, estudiamos la cúspide del ser humano: la energía —Chi o Qi— que el cuerpo contiene de manera intrínseca desde la unión del óvulo y espermatozoide a través de nuestros padres.
Durante esa unión se produce un chispazo de vida que conlleva una explosión energética —de 4 a 14 micras de ondas lumínicas— que da lugar a un ser humano. Aquí se transmite la constitución y la fuerza vital, que está relacionado con el tipo de vida que los padres han llevado, la edad, el sitio donde viven, etc..
Este chispazo de vida da lugar a un ser humano con una fuerza constitucional que determina su fuerza vital. Esta se aloja, según la MCC, en el riñón y se denomina Qi —anterior al nacer—. Se encarga del crecimiento, el desarrollo, la fertilidad, la maduración y rige nuestra fuerza constitucional.
El cuerpo no solo contiene energía en su interior tras el nacimiento, sino que es capaz de producir más a través de la combustión de los alimentos y de la respiración; lo que se conoce como Qi posterior al nacer.
Actualmente, alimentarse mejor y respirar conscientemente es un hábito de moda; pero también coincide con las bases de la MMC.
De esta forma, es preciso renovar la energía, pues la que se aloja en el riñón al nacer va decayendo con el paso del tiempo. Y eso se consigue mediante unos hábitos saludables que contribuyen a la cantidad de sangre que producimos y a llevar energía nueva por todo el cuerpo.
Esta cantidad limitada de energía se va agotando conforme crecemos. Incluso puede desaparecer antes en función del tipo de vida que llevemos: mala alimentación, mala respiración, estrés, polución electromagnética, y exceso de trabajo o de descanso.
Todo esto puede debilitarnos y llevarnos a desarrollar enfermedades antes de tiempo.
Para comprender mejor esta energía, la MCC estudia al ser humano como si tuviese en su interior 3 Tesoros: el Shen, el Qi y el Jing.
El Shen es el llamado Qi mental, la psique; mientras que el Jing es la esencia alojada en el riñón, nuestro uranio biológico que también se compone de Qi y a su vez produce Qi.
La parte de la psique, regida en la MCC por el corazón —que gobierna la mente a través de la sangre y el sistema de meridianos con los canales energéticos que nutren al cerebro—, dependen del Qi, que poseemos al nacer y del que recolectamos durante nuestra vida.
Hecho que se puede fortalecer gracias a la acupuntura. Esta tiene la capacidad de regular todas las funciones físicas y psíquicas por el hecho de que el ser humano es un ente energético, bioeléctrico.
¿Por qué recurrir a las sesiones de acupuntura y para qué sirven?
Porque la calidad de vida física y psicológica es lo más importante, y no hay medicina que describa mejor el funcionamiento del cuerpo humano —incluida la psique—.
Debido a que el ser humano es un ente bioeléctrico, responde a la inserción de agujas para llevarlo a las mejores condiciones físicas y psicológicas, y a tratar de garantizar la supervivencia en las mejores condiciones.
Además, el ser humano es Naturaleza y responde a su vibración. No en vano, tiene un diseño natural que le dota de la capacidad de ser estimulado y desbloqueado para conseguir rendir al máximo de sus capacidades.
Gracias a ello, es posible utilizar la acupuntura para eliminar un dolor de cabeza, el insomnio, los problemas musculares y de la piel; emociones negativas, cansancio o problemas digestivos, entre otros.
Y lo mejor es que se aplica tanto en enfermedades agudas como subagudas o crónicas.
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